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Historias de superación de la NBA (IV): Clint Capela

24-05-2022

La historia de Clint Capela se remonta al Congo. Su madre, Philomene, abandonó el Congo para llegar a Suiza a través de Italia en 1993 persiguiendo su sueño de ser actriz. Por el camino conoció a un hombre de Angola y juntos empezaron una nueva vida en Suiza. De esta primera unión, nació el primer hijo que tuvo Philomene, el hermano mayor de Clint. La felicidad duró poco y la pareja acabó divorciándose.

Unos años más tarde, Philomene conocería a otro hombre, el padre de Clint y de su otro hermano, Landry, que siempre ha sido alguien fundamental en la vida del exjugador de los Rockets.

Una vez más, la relación no duró y su padre los abandonó cuando Clint tenía pocos meses de vida y nunca más volvieron a saber de él. Sola y con tres hijos, la madre de Clint optó por llevarlos a la casa de acogida, que se llamaba Pierre Grish. Clint, por aquel entonces, tenía seis años. El deporte siempre fue una vía de escape, y empezó a jugar al fútbol. También sacaba buenas notas, destacando por encima del resto.

"Todos los niños teníamos siempre problemas y cuestiones familiares, pero lo único que nos unía era jugar al fútbol", dijo Capela en una entrevista para The Undefeated (actualmente han cambiado su nombre por el de Andscape).

"Estábamos fuera todos los días, fingiendo que estábamos en un campo de fútbol famoso. Cada partido de la Liga de Campeones, los martes y los miércoles, lo veíamos en la televisión y eso nos unía a todos. Era un vínculo común, y nos ponía muy contentos y emocionados. Por eso me gusta tanto el fútbol, porque hizo mucho por mí al crecer".

Adoraba a Thierry Henry en el Arsenal y soñaba con jugar profesionalmente como delantero. A los 13 años, el joven Clint ya medía 1,90 m y su altura le convertía en un prolífico goleador, sobre todo rematando de cabeza. Pero esa altura y su físico, le llevarían aún más lejos.

Su hermano mayor, Landry, ya había empezado a jugar al baloncesto y convenció a Clint para que le diera una oportunidad a dicho deporte. "Al principio tenía dudas", dijo al entrevistador de The Undefeated. "Pero una vez que entré en la cancha con mi hermano, el juego me resultó natural. Decidí dedicarme por completo al juego, y desde entonces no he dejado de hacerlo. Sin embargo, parte de mi juego de pies lo obtuve de mis días de fútbol. Así que, de nuevo, el fútbol me ayudó, incluso en el baloncesto".

En su nueva afición, encontró un nuevo ídolo al que seguir: Thabo Sefolosha.

Sefolosha se convirtió en el primer suizo en jugar en la NBA cuando se incorporó a los Chicago Bulls en 2006. Cuando Capela se enamoró del baloncesto, Sefolosha estaba en la cima de su carrera. "Cuando cogía el autobús, siempre veía los periódicos deportivos en las gradas y veía reportajes sobre Thabo", dijo Capela. "Todos los días decían que había hecho esto y lo otro, y yo pensaba, tío, quizá algún día pueda tener esa oportunidad. Empecé a buscarlo para ver qué camino tomó, cómo llegó a donde quería".

Poco podía imaginarse el joven Clint Capela que el también haría historia como lo hizo, en su momento, Thabo Sefolosha. Clint, que no jugó un partido de baloncesto organizado hasta los 13 años, fue enviado a las pruebas de la selección suiza sub-16.

"Pasé unos días estupendos en esas pruebas de la selección", dijo Capela. "Estuve muy atlético y rápido corriendo por la pista y pude mostrar mis habilidades".

El talento y potencial de Capela no paso desapercibido para el técnico del club francés Elan Chalon, Romain Chenaud, y éste no dudó en invitarlo a hacer una prueba en el Chalon, el mismo club en el que jugaba Sefolosha antes de irse a la NBA. A los 15 años, Capela se fue a Francia y el resto es historia.

"No tuve que decirle mucho a Clint, pero siempre le dije que trabajara duro. Y así lo ha hecho", cuenta Sefolosha al reportero de ESPN Stefano Fusaro.

"Estoy muy orgulloso de lo que ha hecho. Ha seguido mejorando cada año. Creo que mi viaje a la NBA le motivó y le mostró que era posible alcanzar su sueño. Se está convirtiendo en un excelente jugador".

El 26 de junio de 2014, Capela fue seleccionado con la 25ª elección global en el draft de la NBA de 2014 por los Houston Rockets, dando el salto así a la mejor liga de baloncesto del mundo, la NBA.

A su llegada a Texas le esperaba la leyenda de los Rockets y medalla de oro olímpica en Atlanta 1996, Hakeem Olajuwon, quién le ayudó a desarrollar su juego.

"Su ética de trabajo no es una sorpresa. Tuvo que trabajar por todo lo que quería mientras crecía", dijo Olajuwon. "Ha mejorado cada día que ha estado aquí, y todavía tiene mucho camino por recorrer".

Capela y Olajuwon tienen muchas cosas en común, pero quizás la más curiosa es que él, dos veces campeón de la NBA y MVP de las Finales, también se inició deportivamente con el fútbol.

Capela por su parte estaba más que contento de poder ser discípulo de Olajuwon. "Poder intercambiar palabras con él es algo que nunca soñé", dijo, y añadió "Mi primer año fue increíble recibir consejos de uno de los mejores jugadores de baloncesto. Ahora le conozco y siempre me da consejos sobre mi juego. Me reconforta mucho poder hablar con él, no sólo de baloncesto, sino también de la vida."

A lo largo de su primer año de novato, Capela demostró ser humilde y fiel a su familia. Con su primer sueldo pagó todas deudas de su madre.

"Pasó por muchas cosas. Cuando nos puso en una casa de acogida, fue muy duro para ella. Nos cuidaba a todos ella sola, trabajando siete días a la semana. Siempre estaba muy ocupada. Hoy me doy cuenta de todo lo que tuvo que hacer para ayudarnos a tener la mejor vida posible".

"Tuvo que pagar impuestos durante 20 años, así que me ocupé de ello. Los impuestos del seguro, de la casa y de la ayuda social", dice.

Una temporada en la NBA fue suficiente para dejar a su madre sin deudas.

"Me sentí muy orgulloso de decirle a mi madre que ya no necesitaba trabajar", dijo Capela.

"Ahora puede ser feliz y hacer lo que quiera. Ahora puede volver al Congo a visitar a sus padres y a sus hermanas, y luego vuelve y pasa tiempo conmigo aquí en Houston. Darle esa libertad es algo con lo que he soñado durante mucho tiempo".

Cuando se echa la vista atrás para ver de dónde viene Clint Capela, es obvio que aún le queda un largo camino por recorrer.

Nacido en 1994, su carrera no ha hecho más que empezar ahora que se dirige a su mejor momento, y unas cuantas lesiones o el hecho de ser traspasado por Houston no son suficientes para frenarle. Capela se ha recuperado y está listo para demostrar lo que puede aportar a un equipo como los Atlanta Hawks, que pedían a gritos un jugador como él. Su liderazgo, su capacidad defensiva, sus mates, sus rebotes, sus tapones, sus robos y su lectura del juego aportarán mucho a un equipo joven y talentoso de los Hawks.

Clint Capela no ha hecho más que empezar.


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