Técnicas para el control de la activación
Tres son los aspectos fundamentales que todo jugador debe de ir controlando poco a poco para trabajar el ajuste del nivel de activación. El entrenador deberá enseñar a su jugador a detectar lo siguiente:
- Cuál es su nivel de tensión ideal para rendir.
- Identificar qué nivel de tensión tiene el jugador en cada momento.
- En caso de desajuste, qué puede hacer para ajustar su nivel tensional.
Existe una relación directa entre rendimiento y activación. Como vemos en la gráfica 1, un nivel de tensión bajo implica un rendimiento por debajo de las posibilidades reales del jugador, ya que la tarea no es lo suficientemente atractiva para la persona y no se encuentra en el nivel adecuado de activación requerido para actuar. Un ejemplo claro de este hecho lo encontramos cuando nuestro equipo se enfrenta a otro de nivel muy inferior.
Si el jugador cree que no le hará falta esforzarse para enfrentarse al otro equipo, su nivel de activación descenderá, esto provocará un descenso en su nivel de concentración, no estará lo suficientemente motivado para actuar, sus músculos no estarán “preparados” para actuar y por lo tanto su nivel rendimiento descenderá.
Puede ocurrir también el caso contrario. Es decir, el jugador piensa que el partido es demasiado importante, que se juegan demasiado si fallan, etc.
Comienzan por tanto los pensamientos negativos, hasta que al final el jugador está muy nervioso, algunos grupos musculares se tensan y su nivel de activación está por encima de lo requerido. Sería la situación que todos conocemos de ansiedad pre-partido. En este caso, el jugador tampoco está en su nivel ideal de activación, sus músculos están excesivamente tensos y la ejecución no será la adecuada.
Existe una zona de la gráfica dónde podemos observar que un nivel de activación adecuado conlleva a un rendimiento óptimo, ya que sus músculos y en general todo su cuerpo se encuentra preparado para la acción. 
Gráfica 1. Tensión vs rendimiento
Un nivel de activación bajo implica desmotivación, falta de concentración y en general poco interés por la tarea. Un nivel excesivo de activación implica nerviosismo, tensión excesiva de sus músculos y un desajuste que producirá errores técnicos-tácticos.
En cambio, un estado ideal de rendimiento será aquel en la que el jugador se encuentra con un nivel de activación justo para rendir al máximo.
TÉCNICAS DE CONTROL DE LA ACTIVACIÓN
Dependiendo de lo que nos interese, o bien activar a nuestros jugadores (porque detectamos que están demasiado relajados) o bien relajarlos (porque detectamos que están demasiado activados).
La relajación: será un recurso que el jugador, entrenador, etc. podrá utilizar para ir controlando su nivel de activación. Existen varias técnicas de relajación que pueden hacerse servir, ya que no hay una específica mejor que las otras. Cada entrenador o cada jugador irán explorando cual le facilita más un estado de relajación. De todas formas, las más utilizadas en psicología del deporte son la relajación autógena de Schütz y la relajación muscular progresiva de Jacobson.
Respiración, evocar imágenes relajantes, escuchar música, soltar la musculatura, etc. son recursos que podemos practicar con nuestros jugadores.
Técnicas de Activación: se utilizan para subir el nivel de tensión o activación. No existe una técnica tan estructurada como con la relajación, pero se utiliza todo un conjunto de estrategias que hacen servir los deportistas como: pequeños saltos, movimientos rápidos, palabras que generen activación, ánimo entre los compañeros, rodar suave, estiramientos, calentamientos, respiraciones cortas, etc.
Uno de los elementos más comunes, tanto para relajar como para activar, es la música. En Spotify hay muchas listas de reproducción que nos pueden ayudar en nuestro propósito.
Esperamos que os haya sido de gran ayuda y nos vemos en el próximo artículo.
