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Sueños del ayer, esperanzas para el mañana

13-07-2018
Se ha hablado tanto de ella que la analogía del tren que pasa en nuestras vidas y no regresa ha perdido fuerza. Las citas están para llenar nuestras mentes de falsas convicciones, pues existe una para cada estado de ánimo y voluntad que se quiera perseguir. Es cierto que las oportunidades en la vida humana no abundan, pero hay amores que vuelven, trabajos que regresan y congruencias que se repiten cíclicamente. El baloncesto no escapa a esta verdad y aunque cuesta alcanzar los sueños, estos pueden marcharse y regresar.

Para ello sólo hay que ser constante, persistir en el intento con trabajo, fe y humildad y, a veces, la vida te recompensará con ese tren que pensaste que nunca volverá. Al menos así lo creen tres de los jugadores que participaron en la ACB Academy by AEEB, ellos son Luis Ferrando, Carlos Martínez y Emil Savic, tres jóvenes que han podido sentir qué es el baloncesto de alta competición jugando en Europa y Liga Endesa y ahora siguen peleando por que éste no sea un sueño pasajero. Los tres buscan, con oportunidades como las que brinda la academia creada por la ACB y la AEEB, progresar en sus carreras. Saben que lo que han vivido es tan hermoso como complejo, en cierta manera sienten la fortuna que ya han experimentado, pero son jóvenes y su ambición es equiparable a su talento, por lo que quieren volver a experimentar la sensación que ya sintieron un día.

ESAS PEQUEÑAS COSAS DEL ESTRENO QUE NO SE OLVIDAN

Al igual que nadie olvida su primera vez, ningún jugador olvida su primer partido como profesional. Es una sensación especial que normalmente dura unos segundos y el resultado deportivo no deja de ser una anécdota, pero lo que se vive esos instantes perduran para siempre. Momento que todavía es más especial si se tiene la fortuna de debutar Euroliga y Liga Endesa, las dos principales competiciones de Europa. Bien lo sabe Carlos Martínez que jamás podrá dejar de visualizar el día en el que el Buesa Arena aplaudió su entrada al parqué. “Recuerdo el Buesa Arena de las grandes citas: lleno, animando como siempre y contra el equipo que en aquel momento era el vigente campeón de Euroliga, el Olimpiacos. Fue muy especial. Es como el primer gran paso, aunque sabes que solamente significa eso y que todavía el camino a recorrer será largo y complejo, ponerte la camiseta del primer equipo es algo con lo que sueñas desde que empiezas. Recuerdo con intensidad el momento en que Ibon Navarro se acerca a mí para decirme que me prepare, que voy a salir”.

(ACB Photo/J. Juárez)

Con igual emoción, pero ambiente muy distinto recuerda Luis Ferrando como debutó en Europa. Fue cuando ya no lo pensaba y casi preparando las Fallas de 2017. Sin embargo, cambió unos días de fiesta y petardos en Valencia por, nada más y nada menos, que jugar unas semifinales de Eurocup y delante de miles de aficionados del Hapoel Jerusalem que nunca corearon su nombre… más bien sucedió lo contrario. “De aquel partido recuerdo salir del túnel y escuchar a miles de seguidores del Hapoel abucheándonos, el ambiente era ensordecedor y desde la primera rueda de entradas los aficionados a pie de pista insultándonos y gritando entre otras cosas "Fuck you Rafa" y "Fuck you Fernando". Luego el partido empezó y siguió igual, Pedro tenía que llevarnos casi a media pista para los tiempos muertos porque no se oía nada en el banquillo y hasta el cuerpo médico tuvo que pedir seguridad para que no pasara nada. Entonces llegó el momento, ya habíamos dado el partido por perdido cuando, de repente, Pedro se gira, me señala y me dice que entre en pista. Reaccioné de la forma tan mecanizada que tenemos de levantarte enseguida e ir a la mesa, pero cuando paró el tiempo y veía a Sam venir a mi mí, me di cuenta por primera vez de que de verdad iba a entrar en pista. Me recordó a aquél anuncio de Nike sobre fútbol donde se ve todo en primera persona, recuerdo entrar y ver a Sam caminando hacia mí con el fondo desenfocado y la sensación de que todo palpitaba, parecía un sueño, esa imagen que te repites en la cabeza por las noches cuando te cuesta dormir y te pones a imaginar cosas”. 

Luis, jugador de personalidad y que poco le importó que su carné de jugador apenas contara millas en la lata competición y días después tuvo la virtud que siempre le acompañó de pelear cada balón con indiferencia del rival, algo que no gustó a Curtis Jerrells, su oponente aquel día. “Era el tercer partido de la semifinal y Pedro me sacó al final cuando ya estaba todo decidido, debutar en Fonteta fue espectacular y más con un ambiente como el que había ese día, si le sumas todo a un chaval que encima le apodan el ratilla en su equipo... pasa lo que pasa. Primera defensa y Curtis Jerrells se me pone de espaldas a proteger el balón, yo tenía claro que tenía que intentar hacer una de las mías: metí la mano y me pitaron falta, pero sigo pensando que toqué balón perfectamente”. La "falta del pollo", dice. “Una vez pitó la falta vinieron Pierre y Romain a animarme porque les gustaba que saliera y apretara como hacía en los entrenes, y fue tremenda la sensación de que la Fonteta me arropaba recriminando al árbitro haber pitado la falta. Pero claro, Curtis estaba picado de que un "pollo" no le respetara, por así decirlo. No le faltaba motivo, así que en la siguiente jugada me cogió el lado libre del bloqueo e hizo una entrada para luego apretarme durante la subida de balón. Cuando acabó el partido me chocó la mano y asintió con la cabeza a modo de aprobación… o eso creo al menos. Nunca olvidaré esa primera noche en la fonteta.”

Ese mismo día fue especial para otro jugador de Valencia Basket y le llegó el turno de debutar a Emil Savic quien, además, vio cumplido otro sueño. “Fue el último partido de la semifinal. Siendo este un partido importante no esperaba mucho y no tenía ninguna esperanza, con lo cual solo disfrutaba de la primera fila intentando aprender lo más posible. Una cosa que me acuerdo perfectamente es el entrenamiento anterior al partido. Estaba haciendo una sesión de tiro y nada más acabar fui a estirar debajo de la canasta. Al levantarme y girar apareció Amare Stoudemire, una de las estrellas de la NBA, que en ese momento jugaba allí. Me dijo: ‘I like you, you’re going to be a Great player just keep working’. Algo inolvidable”.

(ACB Photo/J. Juárez)

EL LARGO CAMINO QUE POCOS CONOCEN

Para llegar a ese punto de sus carreras todos tuvieron que conjugar muchos factores: Obvio que el talento y el trabajo estarían en la cúspide de esta pirámide del éxito, pero nadie puede olvidar que sin una pizca de suerte nada de lo vivido podría haber existido. Para Emil Savic, si cabe, el camino fue más largo y silencioso, porque parte de su Croacia natal; allí donde tantos niños sueñan con emular a alguno de los grandes nombres que ilustran la historia del baloncesto croata. “En Croacia jugaba en KK Rudes, un club pequeño, hecho prácticamente por 12 jugadores que vivían en la misma parte de Zagreb. Fuimos a un torneo a España donde participamos Estudiantes, Fuenlabrada, Torrelodones, Real Madrid y nosotros. Allí es donde me vieron los entrenadores de Torrelodones. Nada más llegar a Croacia recibí una llamada del entrenador serbio que trabajaba allí en ese momento. Me dijeron que estaban interesados y que les gustaría que jugara con ellos. Me pareció una buena oportunidad. Al llegar a Torrelodones el primer año fue bastante duro ya que el baloncesto era diferente: más rápido y más físico. Aún así llegamos a ser quintos de España”, cuenta. Al siguiente año siguió su proyección al ganar al Real Madrid y ser elegido MVP del campeonato de Madrid. De aquel año la basta hemeroteca que es internet conserva una canasta suya convertida en highlight y que sirvió, además, para atraer la mirada de muchos ojeadores que ya por entonces tenían su nombre en las libretas. Firmó por Valencia Basket donde reconoceré que “aprendí mucho pero no era mi momento todavía ya que el nivel de jugadores allí era increíble”. Esta temporada viajó a Burgos esperando que su trabajo duro diera el fruto y por fin debutar en Liga Endesa. Curiosamente fue contra el Real Madrid y aunque sólo fueron 15 segundos, Savic jamás olvidará el momento y las bromas con las que los veteranos suelen obsequiar a todo novato. “Epi me metió y me tiré dos tiros. Después de la temporada todavía me siguen vacilando con que nadie batirá mi récord en tiros por segundo”. Pese a la escasez de oportunidades, Savic agradece el año vivido y el recuerdo que le deja la convivencia con jugadores y entrenadores. “Epi ha hecho un gran trabajo siendo su primera temporada en la elite, teniendo mucha presión por parte de los burgaleses. Me ha enseñado como no cometer errores y como aprovechar mi potencial y mi físico”, relata.

Sin tantos kilómetros, pero con la misma sensación de emigrante, Carlos Martínez ha vivido su fulgurante carrera como jugador de baloncesto. De joven tuvo que salir de su Coruña natal atraído por el proyecto deportivo que ofrecía Baskonia, una felicidad al alcance de pocos pero que esconde un reverso que no siempre arroja las luces de la fama. “Es complicado, sobre todo, al principio. Dejas a tu familia, tus amigos, tu ciudad… siempre tienes lo que allí decimos morriña, pero tienes un sueño y los sueños no son fáciles ni vienen solos; hay que salir a buscarlos. Siempre lo tuve muy claro y mis padres, mi hermana y gente cercana siempre me apoyó y me apoya para conseguirlo. Tengo mucha suerte y les estoy y estaré muy agradecido”.

En Vitoria, Carlos tuvo un máster de enseñanza en baloncesto con alguno de los mejores entrenadores recientes. Scariolo, Ivanovic, Navarro… la lista es larga, y de todos y cada uno de ellos, el alero no puede, sino que guardar grandes lecciones que le acompañarán en su futuro inmediato. “Todos los entrenadores con los que he trabajado han aportado cosas en mayor o menor medida a mi incipiente carrera deportiva. He tenido la suerte de poder aprender de grandes personas y nombres del baloncesto, como Ibon Navarro, Sergio Scariolo, Dusko Ivanovic, Moncho López, …. pero siempre he aprendido de la experiencia y saber hacer de todos”. Sin intención de excluir a nadie, Carlos recuerda con especial cariño quizá a los menos conocidos, pero a los que más trabajaron en su formación. “Recuerdo a mi primer entrenador de equipo Luis Albeniz y su hija, al gran Iñaki Iriarte que siempre ha sido, es y será como un “mejor amigo” del que aprender de manera constante, Juan Pedro Cazorla siempre estaba cuando se necesitaba, Alfredo Salazar con sus siempre buenos consejos…”.

El camino de Luis fue de ida vuelta porque, formado en las canteras del baloncesto valenciano, emigró un año a Estados unidos antes de impregnarse del carácter industrial de Puerto de Sagunto y, por fin ver cumplido su sueño de jugar en Liga Endesa y Eurocup con Valencia Basket, el equipo de su juventud. “Tal como empezó la temporada, te hubiera tomado por loco si me hubieses dicho que luego pasaría todo lo que pasó. Tuve mucha suerte y conseguí entrar en dinámica del primer equipo los últimos meses de competición, todo el equipo parecía una familia en el vestuario y sentía como todos me trataban como a uno más, no solo era el "joven que viene a ayudar". Estando dentro, pude ver la caída en Eurocup, como acabamos todos destrozados tras ese fatídico partido, pero también pude ver como ese grupo de amigos no dejó de creer y como fuimos, poco a poco, ganando a todos hasta conseguir la liga. En el vestuario se vivió de una manera brutal y, poder celebrarlo con ellos como si fuera de la misma plantilla, es de los momentos más increíbles de mi vida a día de hoy”. Un recuerdo imborrable y al que agradece especialmente “a Pedro, Jaume y Juan como entrenadores y a los jugadores, con especial mención a Sam, Pierre, Romain, Luke y Antoine”.

A Luis Ferrando no le han faltado maestros y mentores en su breve doctorado entre los profesionales y pone especial mención en la figura de Pedro Martínez y Sam Van Rossom. “Pedro ha sido quien más me ha marcado. Él me dio la confianza desde el primer entrenamiento, donde llegué simplemente porque necesitaban jugadores, pero que acabé yendo a entrenar, aunque ya fueran 12 porque él quería que fuera. Incluso durante los playoffs me dijo que estuviera en el banquillo con los demás aún sin estar convocado, porque era uno más ya. Pero, sobre todo, siempre recordaré el momento tras ganar la liga en el pasillo antes de entrar al vestuario, le agradecí todo lo que había hecho por mí a lo que él me contestó: ‘tú también eres parte de esto, así que siéntete muy orgulloso porque nos has ayudado mucho a conseguir esto’. Después de que un entrenador de tal calibre te diga eso, te aseguro que en ese momento como jugador no se puede aspirar a más”. Menos protocolaria fue la relación con el belga Sam Van Rossom quien incluso le regaló unas zapatillas de auténtico profesional en su primera temporada. “Gracias a él me he sentido dentro del grupo cada año y gracias a él he aprendido mucho en la cancha. Ha sido con el que más me he enfrentado en los entrenamientos y gracias a eso me ha hecho mejorar mucho, haciéndome ver cómo debe ser un base completo y todoterreno”, señala. 
(ACB Photo/J. Juárez)

Y AHORA ¿QUÉ?

Los tres jugadores han vivido experiencias que contar a sus hijos y nietos, se sienten afortunados porque todos saben que además de ser buenos, un jugador debe tener suerte para conocer la realidad que ellos vivieron de primera mano… y, sin embargo, su camino no ha terminado. Más bien, está empezando y de una manera u otra quieren regresar a aquellos instantes de máxima felicidad

Luis Ferrando ha convivido dos años entre los vuelos chárter del primer equipo y el coche familiar o el autobús de la liga EBA. Ha sacado lecciones de grandes bases como Antoine Diot, Sergi García y Guillem Vives y ahora quiere ponerlas en práctica. “Después de pasar por la ACB Academy espero encontrar hueco en algún equipo en LEB para seguir jugando al máximo nivel e intentar subir poco a poco de categoría. Hay que ir siempre apuntando a lo más alto, sino nunca tendrás opciones de llegar”, asegura.

En LEB Oro es donde este año se ha podido ver a Carlos Martínez. Junto a Jenaro Díaz sufrió y disfrutó una compleja temporada en Clavijo que, pese a todo, le ha servido para disfrutar de los minutos y oportunidades que todo joven necesita. “La LEB Oro siempre es una liga competitiva y dura. A nivel colectivo no fue todo lo bien que nos hubiese gustado, la parte de abajo estuvo muy igualada. A nivel individual he dado un paso adelante. A mitad de la segunda vuelta una pequeña lesión me frenó un poco el buen ritmo que llevaba, pero valoraría la temporada en positivo en lo individual”, nos dice. Sabedor de la oportunidad que supuso la ACB Academy by AEEB exprimió la experiencia al máximo porque entiende que “poder disfrutar del saber hacer de Pablo Laso, Txus Vidorreta, Néstor García y Gustavo Aranzana es un lujo para cualquier jugador. Por otro lado, el trato ha sido excelente y la organización inmejorable”. Con su talento y el conocimiento adquirido sabe que “ahora me toca prepararme lo mejor posible para empezar la próxima temporada, trabajaré duro como siempre para dar otro pequeño salto y dedicaré esfuerzo para mejorar físicamente antes del inicio de la temporada”. 

El destino de Emil Savic seguramente será diferente, pero la meta que la de sus dos compañeros. “Después de haber participado en la Academy creo que he enseñado mi talento y mis capacidades como jugador. He aprovechado mucho la oportunidad que me dieron, sobre todo, en los partidos y espero que seguiré creciendo para poder mostrar mi máximo nivel en la elite”, nos cuenta. Estar en la Liga Endesa es el sueño de todo jugador, ellos lo probado, pero todavía hoy siguen cerrando los ojos y sueñan con volver a revivir esos momentos. “Es algo que me haría mucha ilusión, quiero estar y seguir preparado para cuando llegue el momento demostrar que puedo jugar con los mejores. Con esfuerzo, trabajo, confianza y paciencia espero que llegue”, señala Martínez. “Creo que todos los jóvenes queremos estar en un equipo ACB simplemente porque es el máximo nivel de baloncesto que existe en España y también en Europa. Creo que estoy bien encaminado y que en nada seré capaz de hacer diferencia en la ACB”, concluye Savic. El orgullo de sus palabras, la convicción de su entonación y la fortaleza de su aseveración representan el mejor aval de la ACB Academy by AEEB; un lugar de enseñanza para nuevas promesas, pero también un vivero de sueños.

Fuente: ACB
 

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